Al descorrer las cortinas, la luz espanta las sombras.
—Buenos días, dormilón.
Sabe Dios de dónde saca la madre el ánimo que insufla a su voz. El chico parpadea desde la almohada, irritado.
—Mamá, estaba soñando…
—No, mamá. Había una máquina prodigiosa, como la del libro, llena de brazos, cables y luces. Curaba los daños en mi médula…
La madre se cubre la boca para ahogar el gemido. Cuando recupera la calma, se inclina, despeja un mechón de pelo de la frente y lo besa.
—Claro, hijo. ¿Por qué no? —murmura convencida—.Algunos sueños de Julio Verne se hicieron realidad.
Y los de otros no Julio Verne, también. Corto, intenso, pinta el escenario, los personajes y transmite la ternura de la mamá con sus gestos.
Me gustó amigo, cariños para vos!
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¡Qué hermoso cuenta, una auténtica joya! Besos
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Un muy buen micro, lleno de emotividad y también de esperanza.
Saludos.
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Excelente microrrelato. Sencillez y emotividad a partes iguales.
Saludos
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Que se hagan realidad los sueños de todos, porque no hay nada más grande.
Besos.
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La joya son los habitantes de la rama como tú.
Besos.
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Gracias, Mirella, bienvenida a estas ramas que son tuyas también. Que no nos falte la esperanza nunca.
Un beso.
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Gracias, Marybel. Seas bienvenida también a estas tus ramas. Si has visto emotividad en mi humilde texto es que algo, aun pequeño, he hecho bien.
Un beso.
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Hola pirata, muy tierno el relato..
Besos
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Gracias por venir… 🙂
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Ya se te echaba de menos, gracias por la visita 🙂
Besos.
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Gracias por hacer posible el sueño 🙂
Un abrazo.
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