Verano en corto

Playa de Sopela

Eva María era una rebelde; el mundo le había hecho así, tenía que buscar el sol en la playa con una maleta de piel y un bikini de rayas porque, como siempre sin tarjeta, alguien le escribía versos y le mandaba flores por primavera.

Él fue gavilán, no quería quedarse en paloma. Antes de partir, juntó un beso y un adiós por todo equipaje. Llamó a su barco “Libertad” y… se marchó.

Les dieron las diez y las once… y desnudos, al amanecer, los encontró la pasma en una habitación del Hotel California.

La vida es una tómbola.

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Premio de relato EnR/Netwriters

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Esta tarde me entregan, por poderes dada mi lejanía, el primer premio del Concurso literario de la red social de escritores en red y la red social Netwriters en la sede social de la Asociación de escritores y artistas españoles en Madrid. Casi nada. Un premio muy especial porque, además, el jurado estaba formado por escritores y poetas de gran calado, y entre los finalistas gente como Ana Montojo, Lola Álvarez Feito u Oskar Rodrigáñez entre otros grandes. Todo un honor, vaya. Los que acudáis, pasadlo bien y tomaos una por mí. Chin, chin.

Siguiente, por favor

augusto

En la pista central del circo, Augusto y Tontaina llevaban diez minutos de bofetadas para regocijo del público. Mayores y niños se palmeaban los muslos y dejaban caer ríos de palomitas grasientas. El maquillaje de Tontaina era un borrón de blancos y rojos, con churretes de rímel de puta barata. Fuera de sí, incapaz de soportar tanta humillación, lanzó Sigue leyendo

La furia de Alarico

reyes-godos

 

A Teo le gustaba el colegio a pesar de los deberes, del rechinar de tiza contra el encerado, del olor a humanidad de los pupitres y, sobre todo, de los recurrentes castigos corporales con los que Don Santiago se empeñaba a diario en corregir hasta lo incorregible.

—La lista de los reyes godos —preguntó el maestro alzando sus espesas cejas por encima de las gafas. Sigue leyendo

El paraíso perdido

paraiso

Sem entró en la sala con el aguijón del frío de las losas en sus pies descalzos. La luz intensa, molesta en sus ojos habituados a la penumbra, le obligó a mantener la mirada baja. Sobre el estrado ante él, se materializó un avatar del Interventor Supremo, la inteligencia artificial alojada en el superordenador que todo lo gobernaba y a cuyos ojos cibernéticos nada podía esconderse. Sigue leyendo

El páramo

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Cuando el enésimo charlatán me ofertó la desaparición de las visiones horribles en mis sueños, de todas y cada una de mis imágenes oníricas en realidad, no intuí que mi destino era caminar dormido por una llanura baldía con el polvo que levantan los pies como único acompañante. Ahora busco, en el silencio y la grisura, un vendedor de quimeras que me devuelva las pesadillas.

No es un día cualquiera

sardinas

«Las facturas son la gruesa maroma que nos sujeta a la realidad».

K. Astur

La entresaca de folletos publicitarios y el rasgar de sobres con el esmalte de uñas exhausto son un ejercicio de obstinado apretar de dientes. Jorge arrastra las zapatillas por el linóleo hasta la encimera donde Amalia ha dejado caer al descuido el fajo de papeles que trae del buzón. Sigue leyendo